¿Razas
peligrosas?
Se ha intentado identificar de forma concluyente las razas o tipos de perros más peligrosos, no obteniéndose resultados concluyentes en ningún caso. No existen razas claramente peligrosas, la agresividad es una característica principalmente individual, con un cierto grado de influencia genética, pero con una importancia mucho mayor de la educación y socialización, como veremos después. La raza no es un factor que nos permita predecir con un mínimo de garantías esta conducta, al igual que sucede con las características físicas, que han intentado recoger en determinadas normativas. Cualquier animal con un tamaño y peso suficiente podría resultar conflictivo. En la propia exposición de motivos de la Ley 50/1999 se indica que“…la peligrosidad canina depende tanto de factores ambientales como de factores genéticos, de la selección que se haga de ciertos individuos, independientemente de la raza o del mestizaje, y también de que sean específicamente seleccionados y adiestrados para el ataque, la pelea y para inferir daños a terceros. Así, perros de razas que de forma subjetiva se podrían catalogar como “peligrosos” son perfectamente aptos para la pacífica convivencia entre las personas y los demás animales, incluidos sus congéneres, siempre que se les hayan inculcado adecuadas pautas de comportamiento y que la selección practicada en su crianza haya tenido por objeto la minimización de su comportamiento agresivo.” Continúa más adelante indicando que “…el concepto de perro potencialmente peligroso expresado en la presente Ley no se refiere a los que pertenecen a una raza determinada…”
La definición de “perro potencialmente peligroso” que figura en todas las legislaciones, debería huir de razas o tipologías como lo demuestran todas las estadísticas de siniestralidad. Las listas más amplias de razas peligrosas en la normativa, nunca han incluido más de un 15-20% de las agresiones. Estas listas son muy diferentes en la normativa de cada uno de los países o incluso en regulaciones comunitarias o locales, tanto en las razas que lo componen como en el número de las mismas, incluyéndose desde tan sólo 1 ó 2 hasta 14 razas. La única raza que se repite con mayor frecuencia son los “Pit bull”, si bien en este caso sería necesario hacer algunas precisiones. Esta raza o agrupación de perros tiene su origen en las peleas y por ello es la preferida por colectivos con estas perversas aficiones y por delincuentes que buscan animales para hacerlos agresivos. Ello desviaría de forma importante las estadísticas de siniestralidad. Sucedería lo mismo que en los accidentes automovilísticos si, como reza el tópico, los jóvenes prefieren los coches pequeños, deportivos, rojos con muchos caballos de potencia y fruto de ello aparece una mayor siniestralidad; entonces ¿serían realmente “vehículos peligrosos” precisando permisos especiales, o por el contrario la responsabilidad recaería en los conductores?
Pueden manejarse multitud de datos estadísticos que, aun con las imprecisiones que en este tema entrañan, indican que el factor raza no es en nuestro entorno pronóstico de peligrosidad. En Francia en 10 años se produjeron 7 muertes de personas viéndose implicados 9 Pastores alemanes o cruces de estos, 1 Rottweiler, 1 perro de caza y 1 mestizo. En España los perros que históricamente se han visto más implicados en siniestros graves han sido Pastores alemanes, mastines y cruces de estos. En la actualidad se han producido accidentes con Rottweiler, Pit bull o Dogo argentino. La explicación es clara, los Pastores alemanes y sus cruces son la raza con mayor número de ejemplares en nuestro entorno y a medida que se popularizan otras, son también responsables de accidentes. Distintas estadísticas municipales ofrecen datos como que un 30% de las agresiones de cualquier tipo son producidas por mestizos, un 20 % por Pastores alemanes y cruces, un 5% por Rottweiler, un 2% por Boxer, Doberman, Mastín, Pastor Belga, Pit bull y menos de un 1% por el resto de razas, estando la mayoría representadas. Existen estudios que destacan la implicación en accidentes, de los perros utilizados en trabajo y deporte, posiblemente fruto de su adiestramiento.
La prohibición de las razas no afecta a los colectivos violentos puesto que en muchos casos se mantienen en la clandestinidad, o cambian a otras razas con los mismos resultados o incluso se continúa con la cría de por ejemplo “Pitbull terrier” pero sin su aspecto físico, lo que los hace pasar inadvertidos. (Las denominadas líneas de trabajo o incluso los ejemplares utilizados en peleas, no presentan el físico tan espectacular de otros ejemplares, siendo animales de gran resistencia física, con agresividad muy potenciada, pero pasando físicamente en muchos casos inadvertidos)
No hay comentarios:
Publicar un comentario